La piel, y sobretodo el cuerpo tiene
registros sensibles de alta intensidad, los roces y frotes con las palmas de
las manos comunican al amante las propias sensaciones de
deseo, y, a la vez las despiertan los dedos deslizàndose, lenta o
ràpidamente trasladan su calor y elevan al mismo tiempo la temperatura de
quienes lo sienten.
Pasearlos sobre la sensitiva
geografìa corporal descubriendo muchas veces puntos que ni siquiera
imaginàbamos eran sensitivos durante el preliminar, acariciar y
sentir la carga sensual de la caricia es una buena forma, tanto de
autoconocimiento como de darse a conocer y aprender
los puntos àlgidos que màs tarde podràn ser mimados a medida que se avance en
los juegos de excitaciòn.
Las caricias "caldean" el ambiente y
preparan para lo que vendrà despuès; una deliciosa promesa sexual. No existe un "catàlogo" de
caricias que sea necesario aprender, cada persona tiene un tacto diferente; acariciar, es una puerta abierta al placer de todo
tipo y que no deja sin investigar un sòlo rincòn del cuerpo.
Claves de Caricias Estimulantes:
La singular y rica sexualidad
femenina va despertando a medida que se la estimula eficazmente, aunque su
lìbido estè anhelante, puede enfriarla el hecho de èl, guiado por un
intenso grado de deseo, vaya directamente a la penetraciòn.
Para ella, los juegos eròticos previos son
decisivos, hacen nacer su propio goce y tambièn las ganas de compartirlo.
La mayorìa de las mujeres son
receptivas y perciben con nitidez el deseo de su amante, pero si èl inicia el
contacto abrazàndola y besàndola respetando el compàs
preciso en que su morbo se va elevando, todo su cuerpo registra el estìmulo
sensual que la erotiza, si al mismo tiempo que la
"mimas" expresas verbalmente cuanto te gusta acariciarla y su placer
al sentir las partes de piel que va rozando y estimulando, ella se sentirà aùn
màs estimulada. Las palabras sensuales dichas al
oido femenino suelen ser uno de los afrodisìacos màs poderosos, èl puede empezar acariciando su
rostro con la yema de los dedos, dibujando su contorno y delineando cada una de
las facciones hasta llegar a los labios y besarlos
suavemente, sòlo insinuando una caricia que puede ir màs allà, con la punta de
su lengua,y, si ella responde, introducirla y juguetear a
enredar ambas.
Luego de recorrer los lados del
torso, rozar las axilas y mimar largamente los brazos detenièndose a percibir
el latido de los codos y en el torso de las muñecas; el siguiente
destino es el pecho, prestando especial atenciòn a las copas primero y luego
centràndose en los pezones.
La espalda es tambièn un territorio
a explorar con caricias de diversos tipos, paseando los nudillos por la espina
dorsal, lo que resulta estremecedor para
ambos por la reacciòn que se nota en cada vèrtebra, sin olvidar la nuca y la
raìz del cabello. Luego, volviendo nuevamente a ella boca arriba,
acariciarle el abdòmen y en el ombligo. En suma, ella disfruta plenamente
cuando èl dedica tiempo a excitarla durante los juegos previos al coito y
tambièn se siente que èl inventa nuevas caricias en cada ocasión para
sorprenderla y llevarla al màximo placer.
Aunque las manos son màs hàbiles
para la caricia, no hay que dejar de hacerlas con otras partes del cuerpo, los pies, el pene o cualquier otra zona que surja
en cada momento.
Todo el cuerpo masculino reacciona
con placer al ser estimulado y acariciado por la amante, se siente mimado, atendido y a la
vez que sus mùsculos se relajan, los nùcleos erògenos de su piel se tensan a la
espera del roce de las manos. Ella notarà en cada punto si desea
una caricia màs leve ò màs intensa y, ademàs estas pueden despertar mayores
reacciones (si son inesperadas).
Durante los juegos previos al
momento culminante de la penetraciòn y el coito, si ella es imaginativa y se
deja llevar por sus ideas audaces podrà inventar para èl caricias que lo sorprendan y
que hallen en su cuerpo un eco inèdito que lo haga estremecerse de placer, disfrutando ella al mismo tiempo de la sensaciòn
que ha provocado. Acariciarlo con los labios, los
pies, los codos o los pechos para aumentar su gozo; es posible indagar sin
palabras observando sus reacciones ò hacerlo verbalmente, preguntàndole directamente
que es lo que màs le hace disfrutar en cada momento.
El hombre se siente sensualmente atraídos al ser
acariciados cuando aún no se han quitado la ropa porque los lleva a dejar en
libertad sus fantasìas màs intimas. Pasar
las manos lentamente por la linea de la espalda por encima de la camisa, palpar
el cierre de su pantalòn y notar còmo reacciona su pene,
mientras le besas en los labios, y luego descender hasta mordisquear por encima
de la tela sus pezones es sùmamente eròtico para ellos.
A otros les encanta que ella le toque la piel càlida o erizada ante el tacto por
debajo de la ropa demoràndose en cada punto con
lentitud, o que le transmita su deseo, tomando ella la iniciativa de
desvestirlo y haciendolo ella a su vez para que por fin los cuerpos desnudos se entrelacen.
Si èl esta boca arriba o boca abajo,
recorrer su cuerpo con algùn aceite perfumado o con plumas; moverte describiendo la hendidura de
su espina dorsal o, por delante jugueteando en su pecho y en el ombligo
rodeando el pubis y sòlo rozando la punta del pene en un leve
contacto como si "aleteara" para luego dibujar su ingle.Lo intenso de su erecciòn serà la
respuesta perfecta al estìmulo.
El tacto es de ida y vuelta, lo
disfrutan quienes son acariciados y quien prodiga las caricias, a èl lo prepara para las sensaciones
intensas que vendrán después que lo rocen, lo abracen, lo acaricien en las
zonas sensibles de su cuerpo y sus manos terminen finalmente enlazadas al igual
que sus cuerpo.
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