15 de noviembre de 2012

Caricias Estimulantes



La piel, y sobretodo el cuerpo tiene registros sensibles de alta intensidad, los roces y frotes con las palmas de las manos comunican al amante las propias sensaciones de deseo, y, a la vez las despiertan los dedos deslizàndose, lenta o ràpidamente trasladan su calor y elevan al mismo tiempo la temperatura de quienes lo sienten.

Pasearlos sobre la sensitiva geografìa corporal descubriendo muchas veces puntos que ni siquiera imaginàbamos eran sensitivos durante el preliminar, acariciar y sentir la carga sensual de la caricia es una buena forma, tanto de autoconocimiento como de darse a conocer y aprender los puntos àlgidos que màs tarde podràn ser mimados a medida que se avance en los juegos de excitaciòn.


Las caricias "caldean" el ambiente y preparan para lo que vendrà despuès; una deliciosa promesa sexual. No existe un "catàlogo" de caricias que sea necesario aprender, cada persona tiene un tacto diferente; acariciar, es una puerta abierta al placer de todo tipo y que no deja sin investigar un sòlo rincòn del cuerpo.

Claves de Caricias Estimulantes:

La singular y rica sexualidad femenina va despertando a medida que se la estimula eficazmente, aunque su lìbido estè anhelante, puede enfriarla el hecho de èl, guiado por un intenso grado de deseo, vaya directamente a la penetraciòn.

Para ella, los juegos eròticos previos son decisivos, hacen nacer su propio goce y tambièn las ganas de compartirlo.
La mayorìa de las mujeres son receptivas y perciben con nitidez el deseo de su amante, pero si èl inicia el contacto abrazàndola y besàndola respetando el compàs preciso en que su morbo se va elevando, todo su cuerpo registra el estìmulo sensual que la erotiza, si al mismo tiempo que la "mimas" expresas verbalmente cuanto te gusta acariciarla y su placer al sentir las partes de piel que va rozando y estimulando, ella se sentirà aùn màs estimulada. Las palabras sensuales dichas al oido femenino suelen ser uno de los afrodisìacos màs poderosos, èl puede empezar acariciando su rostro con la yema de los dedos, dibujando su contorno y delineando cada una de las facciones hasta llegar a los labios y besarlos suavemente, sòlo insinuando una caricia que puede ir màs allà, con la punta de su lengua,y, si ella responde, introducirla y juguetear a enredar ambas. 
Luego de recorrer los lados del torso, rozar las axilas y mimar largamente los brazos detenièndose a percibir el latido de los codos y en el torso de las muñecas; el siguiente destino es el pecho, prestando especial atenciòn a las copas primero y luego centràndose en los pezones.

La espalda es tambièn un territorio a explorar con caricias de diversos tipos, paseando los nudillos por la espina dorsal, lo que resulta estremecedor para ambos por la reacciòn que se nota en cada vèrtebra, sin olvidar la nuca y la raìz del cabello. Luego, volviendo nuevamente a ella boca arriba, acariciarle el abdòmen y en el ombligo. En suma, ella disfruta plenamente cuando èl dedica tiempo a excitarla durante los juegos previos al coito y tambièn se siente que èl inventa nuevas caricias en cada ocasión para sorprenderla y llevarla al màximo placer.

Aunque las manos son màs hàbiles para la caricia, no hay que dejar de hacerlas con otras partes del cuerpo, los pies, el pene o cualquier otra zona que surja en cada momento. 
Todo el cuerpo masculino reacciona con placer al ser estimulado y acariciado por la amante, se siente mimado, atendido y a la vez que sus mùsculos se relajan, los nùcleos erògenos de su piel se tensan a la espera del roce de las manos. Ella notarà en cada punto si desea una caricia màs leve ò màs intensa y, ademàs estas pueden despertar mayores reacciones (si son inesperadas).

Durante los juegos previos al momento culminante de la penetraciòn y el coito, si ella es imaginativa y se deja llevar por sus ideas audaces podrà inventar para èl caricias que lo sorprendan y que hallen en su cuerpo un eco inèdito que lo haga estremecerse de placer, disfrutando ella al mismo tiempo de la sensaciòn que ha provocado. Acariciarlo con los labios, los pies, los codos o los pechos para aumentar su gozo; es posible indagar sin palabras observando sus reacciones ò hacerlo verbalmente, preguntàndole directamente que es lo que màs le hace disfrutar en cada momento.

El hombre se siente sensualmente atraídos al ser acariciados cuando aún no se han quitado la ropa porque los lleva a dejar en libertad sus fantasìas màs intimas. Pasar las manos lentamente por la linea de la espalda por encima de la camisa, palpar el cierre de su pantalòn y notar còmo reacciona su pene, mientras le besas en los labios, y luego descender hasta mordisquear por encima de la tela sus pezones es sùmamente eròtico para ellos. 
A otros les encanta que ella le toque la piel càlida o erizada ante el tacto por debajo de la ropa demoràndose en cada punto con lentitud, o que le transmita su deseo, tomando ella la iniciativa de desvestirlo y haciendolo ella a su vez para que por fin los cuerpos desnudos se entrelacen.
Si èl esta boca arriba o boca abajo, recorrer su cuerpo con algùn aceite perfumado o con plumas; moverte describiendo la hendidura de su espina dorsal o, por delante jugueteando en su pecho y en el ombligo rodeando el pubis y sòlo rozando la punta del pene en un leve contacto como si "aleteara" para luego dibujar su ingle.Lo intenso de su erecciòn serà la respuesta perfecta al estìmulo. 
El tacto es de ida y vuelta, lo disfrutan quienes son acariciados y quien prodiga las caricias, a èl lo prepara para las sensaciones intensas que vendrán después que lo rocen, lo abracen, lo acaricien en las zonas sensibles de su cuerpo y sus manos terminen finalmente enlazadas al igual que sus cuerpo.

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